Esta es la historia de un hombre cualquiera, que nació en el año 200 d.C. Su nombre era Vicente y se apellidaba Dario, que si tú lo juntas queda Vicente Nario.
Aunque no lo parezca, por la época en la que vivió, su hogar se encontraba en Guadalajara. Allí habitó durante largos años, primero con su mujer, Patricia Nuro y más tarde su hijo vino al mundo. Este se hacía llamar Decoro Nario Nuro.
Este hombre tan normal, se dedicaba a talar. Y os preguntaréis ¿por qué?, pues para construir tumbas, ya que en esos años las cosas estaban muy chungas.
Vicente Nario era muy feliz, excepto en esos momentos en los que sus compañeros de trabajo se metían con él y decían: "Eres tan feo como la boca de un hipopótamo". Pero luego volvía a casa y su mujer, Patricia Nuro, le preparaba un chocolate caliente para poder dormir bien en la cama.
Es aquí cuando llega el disgusto, ya que nuestro amigo Vicente Nario empezó a encontrarse muy mal en sus horas de trabajo. Nadie lo creía, ya que era un hombre muy sano, pero sí, llegó el día. Por sus mareos, Vicente, se dio un golpe en la frente y justamente cayó en una tumba que él mismo construyó.
:D Deberías haberlo leído en clase.
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